Te odio por ser el culpable de mis noches sin dormir. Te odio por aparecer en mi mente de manera tan nítida. Te odio por haber hurgando en mi mundo, por entrar como dueño por su casa, sin pedir permiso y salir sin avisar....Te odio por las cicatrices que quedaron marcadas...profundo...inevitable...
Te odio por las miradas cargadas de mentira. Te odio por las palabras que no dijiste nunca. Te odio por ser el culpable de que no quiera salir de este lugar.
Te odio, te odio, y cuanto mas intento odiarte más presente estas....
Y quiero que el tiempo pase....que ya nadie me pregunte por vos...que ni siquiera seas un recuerdo. Quiero borrarte, hacerme una lobotomía, viajar al pasado a ese momento justo donde el reloj nos puso frente a frente y cruzarme de vereda.
Y te recuerdo. Te recuerdo dándome un beso antes de ir a trabajar. Te recuerdo a mi lado mientras compartíamos una tarde de domingo mirando películas. Te recuerdo sentado, dedicándote a tu hobby mientras yo a lo lejos, desde una silla te observaba.
Te recuerdo dormido cuando llegaba de estudiar. Te recuerdo divertido, mientras filmabas mis danzas y actuaciones. Te recuerdo distraído, cuando te miraba por encima de mis libros. Te recuerdo en las despedidas y bienvenidas. Te recuerdo en los abrazos, en los besos, en nuestros cuerpos encontrados, fusionados...
Te imagino, te veo en mis sueños. No me gusta lo que imagino. No me gusta lo que veo. Señales. Premoniciones tal vez, deseos incumplidos...
Y abrazo fuerte la almohada. Y de nada sirve. Me siento en la cama. Levanto la persiana, entra el viento frío de una noche de verano. Y de nada sirve.
Cierro los ojos. Ahí estas vos. Me abrazas. Me besas. Pero no soy yo...es otro cuerpo, es otra historia, es otra....
Y vuelvo a llorar. Me levanto. Voy por un vaso de agua. Abro la heladera. La cierro. Y de nada sirve. No me gusta tomar agua a la noche. Desisto. Dejo el vaso a medio llenar en la mesada.
Salgo al balcón. Los vecinos duermen. El bebé recién nacido del quinto piso llora. Lo mismo de todas las noches. El mundo sigue ahí afuera. Y de nada sirve.
Y escribo. Intento desatar el nudo que me oprime el alma...está a punto de estallar....
Una noche más..una noche menos...deseando que sea la ultima...
Te odio porque siempre seguís ahí....tan claro...
Y el corazón duele...es inevitable.... Me acurruco en un rincón de la sala mientras abrazo un almohadón. Trato ahogar el llanto que me oprime.
Busco el teléfono. Necesito hablar con alguien. Repaso mentalmente la lista de contactos a quien podría llamar. Tacho todos. Dejo el teléfono descolgado.
Intento apagar un grito apretándolo fuerte contra mi cara. Grito de dolor, de tristeza, de nena (caprichosa tal vez) que esta noche solo quiere un abrazo protector y una caricia en el alma...
Grito fuerte, pero el almohadón se encarga de apagarlo.
Que los vecinos no escuchen, que nadie vea.
Porque mañana Gudy, el encargado, va a saludar a la flaca sonriente del segundo piso y Armando, el verdulero va a recibir un Buen día acompañado de una cara de feliz cumpleaños....que nadie vea...que nadie escuche....que nadie lea...
Me puedo sentir tan identificado hasta con el estruje de la almohada, y sin embargo...
ResponderEliminarLe sigo dando una nueva oportunidad a la vida...
A cada nuevo día...
A cada esquina de esta loca ciudad...
A cada escrito de ida y vuelta...
A cada sueño (dormido & despierto)...
A cada escape futurista...
A cada sonrisa en el espejo (y su reflejo en forma de eco)...
A cada nueva mañana...
A cada miércoles con un sol que se asoma pese a todo...
Ok, no es fácil, pero no es imposible, no?
Besos...