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19 nov 2010

Sincronicidad

No soy un buen ejemplo de Coleccionista, pero tuve mis etapas. De chica coleccionaba muñecos de peluche. Tenía a montones, todos los días arreglaba mi cama y los colocaba uno al lado del otro. Ordenados por tamaño en incluso parentesco. Sí, parentesco, por ejemplo los leones que eran hermanitos (en esa época estaba de moda la película "El rey león" y mi abuela me había regalado dos). 
Con el término de la secundaria, se terminó la colección de peluches. Empecé a coleccionar sombreros. Fue una colección pobre. Los poco que había conseguido los fui perdiendo en distintas mudanzas.

No recuerdo bien cuándo fue que empezó mi gusto por las mariposas. Sólo sé que en esa época no estaba tan de moda y no era fácil encontrar accesorios o lo que sea con mariposas. 
Cada vez que alguien me preguntaba la razón de mi gusto por las mariposas, antes de responder indagaba si de verdad querían saber el motivo o era solo una mera curiosidad. Pocas son las personas que realmente supieron el motivo.
Tenía dos explicaciones. Dos explicaciones que cualquiera que las escuche le van a parecer un poco...cómo decirlo… “Qué bolazo!” ... generaría una expresión así. En fin, son razones subjetivas. Por un lado, las mariposas me recordaban a una canción que daba una idea más o menos así: cuando las cosas no van como uno quiere, cuando las cosas van mal, “a otra cosa mariposa”. Algo así como doy la vuelta y cambio el rumbo. Esa es una razón. Me ayudo en varias oportunidades. No para darme por vencida, sino para calmar las ansiedades, las posibles angustias y seguir adelante por nuevos caminos.
Otra de las razones es por el famoso y tannn pero tannn trillado efecto mariposa.

En otras entradas hable de las señales. Siempre lo dije, no creo en las casualidades, y sí en las causalidades. Era algo que siempre creía, a raja tabla. Sabía que nada en mi vida, pero nada de nada de todo lo que viví era una mera casualidad. Eso no quiere decir que crea en el destino. Pero sabía que el azar es poco probable en mi vida.
Últimamente no puedo evitar leer las circunstancias de mi vida como señales. Los sueños, las cosas que me pasan durante el día, lo que leo, lo que miro, en todo veo una señal. Muchas de ellas preferí pasarlas por alto. Hasta llegué a pensar en que tal vez me estaba volviendo un poco paranoica.

Hace dos semanas, si mal no recuerdo fue un lunes, llovía mucho. Salí de facultad y tenía que ir a un curso. Si bien eran pocas cuadras entre un lugar y otro, tal vez diez, decidí tomarme un colectivo por el clima. Mediodía, pleno centro porteño. Subo al colectivo. Pido mi boleto. Pongo moneda por moneda en esa máquina vieja. Cuando voy a sacar el boleto, el movimiento brusco del colectivo al doblar hizo que me golpeara la mano, que tiene mis dedos, de los cuales esta mi dedo anular, el cual lleva un anillo que Él me regaló (con dos mariposas). Sentí un raspón y pensé en el anillo. Lo mire y no note nada raro. Así que agarre el boleto y encamine, como pude (porque estaba lleno de gente) hacia el fondo (el fondo siempre es más cómodo y uno viaja mas holgado). No pasaron dos segundos que vuelvo a mirar el anillo. Son dos mariposas. Una negra y otra blanca. Las alas de las mariposas son piedritas de dichos colores. Y sí, vi que faltaba una piedrita de no más de dos milímetros de largo. Encima negra. No lo pienso. Vuelvo a ir hacia el frente del colectivo. Empujando, desesperada. No era perder una piedrita lo que me angustiabapreocupaba, era perder parte del anillo que Él me regalo. Era perder parte de Él. Mientras un chico colocaba sus monedas pase mi mano por donde sale el boleto (el pibe no entendía nada). Mire por todos lados. Miraba el piso. No veía nada. De por sí me cuesta fijar la vista (por leer mucho sin anteojos) y entre el piso del colectivo negro, mojado y la gente que apretaba era casi imposible encontrarla. Pero la encontré. Encontré la piedrita negra diminuta. ¿Casualidad?¿Suerte? No, no creo que haya sido eso. ¿Y si no hubiera mirado de nuevo mi anillo? ¿Y sino hubiera regresado a ver si lo encontraba pensado en que era una tarea imposible? ¿Y si no...?
Casi me puse a llorar y enseguida pensé, es una señal. Definitivamente, para mí, era una señal. El día agitado entre curso y facultad hizo que me olvidara del hecho hasta la noche. Trate de evitar pensar en las señales. No quería volverme paranoica.

Hace unos días, a la noche, víctima de mi insomnio, me puse a lavar mis pijamas a la madrugada. La noche estaba linda. Colgué las prendas en el tender del balcón. Quise agarrar unos broches de ropa, que están en el canastito, sobre el espacio mínimo que deja el marco de la ventana,  al lado de donde esta Lalo. Y si bien me percate de que estaba él, y que no tenía que tirarlo, porque lo pensé, pensé "Cuidado con Lalo", pero igual...no sé cómo, porque la verdad fueron segundos y Lalo cayó. Se salió de la maceta. Entre puteadas lo volví a su lugar, con tierra nueva y de paso lo regué, porque desde que lo traje a casa (otro regalo de Él) no lo había hecho (me había olvidado). ¿Casualidad que se cayó? ¿Casualidad el olvido de regar a Lalo?

Terminé de acomodar a Lalo, terminé de colgar la ropa y me fui a acostar. Suficiente por ese día. Pero en la cama, a oscuras, no pude evitar pensarlo: Señales. Trate de cerrar fuerte los ojos, así como cuando se te arrugan, con fuerza, como si eso evitar hacer que mi mente siga trabajando en esos pensamientos paranoicos.

Los hechos de los últimos días, todos relacionados con Él hicieron que vuelva a pensar en el anillo y en Lalo. Señales de que algo se rompió, señales de que algo tambaleó, se desarmó. Señales de que a esto, a lo que Él y yo tenemos (o teníamos) le faltaba abono (el agua). Algo que le devuelva la vida.

Jung dijo que "la mente puede hacer que las cosas sucedan". Hoy volví a leer sobre Jung y su teoría de la sincronicidad. A través de esta teoría explica la relación simultánea entre una idea (inconsciente) y un hecho físico, sin que uno sea causa del otro. Este fenómeno mental fue usado también para explicar hechos de parapsicología, telepatía, etc.

También otros autores hablaron sobre esto, haciendo referencia a algo así como una ley de atracción: "Piensa en grande y tus hechos crecerán, piensa en pequeño y quedaras atrás, piensa que puedes y podrás; todo esta en el estado mental" (Napoleón Hill).

Y ahora en mi mente hay una dicotomía: sincronicidad o causalidad? Pudo mi mente, mis pensamientos paranoicos, hacer que mis temores se convirtieran en una mera realidad? 

No se si estoy buscando excusas, o explicaciones. Bueno, sí, lo sé. Estoy buscando eso. Porque por ahí, al buscarle la razón a las circunstancias, la realidad no duele tanto, no?

Y para terminar mi tarde reflexiva, no tuve mejor idea que toparme con esta frase:

"El destino de cada individuo encaja, invariablemente, con el destino de otro, siendo cada cual héroes de su propio drama mientras figura, simultáneamente, en un drama que le es ajeno. Todo esto es algo que escapa a nuestro poder de comprensión y cuya posibilidad solo podemos concebir en virtud de una maravillosa armonía preestablecida"
(Arthur Schopenhauer, el subrayado es mío)

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