Lo peor de la despedida, fue darme cuenta de que había dejado mis libros en su casa.
Me preparé. Me preparé como si fuera el primer encuentro.
Use mi mejor perfume. Me tome el tiempo para arreglar mi cabello. Me vestí como si fuera un sábado a la noche, para una cena romántica. Incluso estrené lencería de encaje negro que sé que le gusta. Oculté con maquillaje mis ojeras y mientras iba camino a su casa, practiqué mi mejor sonrisa. Quería ocultar la tristeza, tristeza de saber que el final empezaba hoy. Me prometí no llorar. Me prometí no discutir, ni pelear, ni reclamar.
Esta vez me puse de frente a la puerta, mientras esperaba que bajara. Eran segundos en los que lo iba a ver caminar por un largo pasillo. Quería fotografiar con mis pupilas ese momento. Quería que su imagen se guarde en mi memoria para siempre.
Sonreí tímidamente, y de nuevo, sentí como si fuera la primera vez que nos veíamos. Entré algo tímida. Mientras entre los dos colábamos en el dialogo temas superfluos, fui abriendo el bolso y colocando de a uno, mis libros y las cosas que con el tiempo fui dejando. Quería hacerlo lento. Quería que el tiempo no pasara. Él me observo unos segundos. Yo deseaba que me detuviera. Que me envolviera en sus brazos, que me dijera que me amaba. Que a pesar del momento que estábamos viviendo como pareja, deseaba que me dijera que quería luchar por este amor.
Pero que ilusa. Se fue al tocador y volvió con mi cepillo de dientes. No dije nada. Solo atisbe con una sonrisa mientras por dentro mi corazón comenzaba a derramar lagrimas.
Cada objeto que guardaba me hacía recordar un momento compartido. Y en ese momento dolía. Y mi corazón rogaba que el tiempo se detuviera. Rogaba volver atrás, enmendar las heridas, los errores.
Pero la realidad nos tenia frente a frente. Lo miraba a los ojos. Me parecía le hombre mas hermoso del mundo. Lo podía ver profundo. Y me dolía, porque sabia que veía un final. Pero lo seguí mirando.
- Estás más alta- me dijo. Se acerco. Centímetros nos separaban.
- Te puedo abrazar?- le dije, con una sonrisa. Y no pasaron ni milésimas de segundos para darme cuenta de que pedirle eso me destrozaba más aun.
Me abrazo fuerte. Me beso el cuello mientras su mano suavemente me acariciaba la espalada. Su aroma me envolvía. Contenía las lagrimas y los gritos de pedirle que esto no se terminara.
Nuestras miradas se volvieron a encontrar. Él seguía abrazándome por la cintura.
- Estás linda. Está más flaca. Mirá tu carita....estás mas flaca...- siguió diciendo, mientras me volvía a abrazar y terminaba sus palabras susurrándome en el oído.
Me dio un beso en la mejilla. Acerco su cara a la mía. Quería detenerlo. En realidad no quería, pero sabia que si no lo hacía todo iba a ser más difícil aun. Pero realmente necesitaba sentirlo cerca una vez más. Aun en ese ultimo beso depositaba un granito de esperanza. Esperanza de que me dijera que me amaba...de nuevo..ilusa yo....
Fue uno de los besos más hermosos que compartí...El más hermoso, el más esperado. El beso que quiero recordar pero a la vez quiero olvidar.
Sus labios rozaron los míos suavemente. Besos tiernos, besos que hablaban....
Cualquier excusa era aceptada con tal de compartir un segundo más a su lado. Deje que me cuente de su semana agitada, de sus deberes facultativos, de su vida...Ilusa, sin darme cuenta, de que las últimas semanas, su vida siguió sin necesidad de que este yo a su lado....qué ilusa yo...
No había más palabras que decir, por que las palabras no alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma....
Me puse mi chaqueta. Tome mis cosas. Y me fuí. Él bajo conmigo. Seis pisos que parecieron nada. Y yo deseaba todavía que el tiempo se detuviera.....realmente lo deseaba...
- Está bien, yo puedo seguir sola- le dije, haciéndome la fuerte y evitando que me ayudara con la carga.
No quería verlo mientras me iba. Odio las despedidas. Las buenas y las malas, todas....odio perder, odio decir adiós.
Le pedí que se fuera. Que me dejara sola. Insitía en esperar conmigo un taxi. Le rogué que se fuera. Y comencé a caminar hacia la avenida. Él se quedo quieto unos segundos y comenzó a retroceder.
Deseaba que volviera hacia mi corriendo, que me dijera las palabras más dulces del mundo y que prometiéramos estar juntos para siempre, ilusa yo...."Sofi, volvé a la realidad, esto no es una novela, volvé a la realidad, se acabo"- trataba de convencerme a mi misma.
Llorar en una esquina de la Av. la Plata no es nada agradable. Deseaba que apareciera alguien y me abrace fuerte fuerte y me diga que todo esto era un sueño, o que al menos iba a pasar rápido. Pero el semáforo seguía cambiando, los autos seguían transitando, la gente seguía pasando como si yo no existiera, como si en realidad no estuviera ahí. Qué ironía, rodeada de tanta gente, pero sola.
Tome el primer taxi que apareció. Llorando cargue mis cosas y con la voz entrecortada por el nudo en la garganta le pedí al chofer que me traiga a mi casa....
No podía evitar la lluvia de mis ojos. Miraba por la ventana, deseando que el chofer no se diera cuenta de mi estado. Simulaba rascarme la frente y acomodarme el pelo mientras secaba mi mejillas mojadas. Pero sabía que él me observaba por el espejo retrovisor. -¿Querés uno?- pregunta mientras me ofrece un cigarrillo. Él había notado mi angustia. Quién sabe, en su mente, qué historia elaboro, pero sólo vio a una chica triste, angustiada y su manera de "abrazar" fue esa. Admito que su gesto me hizo sentir mimada. - No gracias, no fumo. Pero fume usted tranquilo, no me molesta- le dije con voz amable y suave.
No volví a tocar mis cosas. Las deje al lado de la puerta. No quiero verlas. No quiero recordar, sin embargo no puedo evitar pensar.
No hay dolor que duela más que el dolor del alma, cantan algunos por ahí. Y sólo la persona que realmente sintió ese dolor, entiende que no hay palabras que lo calmen. Sólo, tal vez, como decía Taly, el tiempo....
El me pidió un tiempo. Yo le di unas semanas. Pero no podía vivir con mi vida en standby. De hecho, nunca entendí la función de pedirse un tiempo. Para mi no existe. -Necesito continuar.- Fue lo que le dije. Sin embargo, él no sabe, pero yo siempre lo voy a esperar.
Voy a estar acá esperando que vuelva.
No sé como se sigue. No sé como se empieza un lunes con una herida en el corazón. Solo se que de todo esto, lo que nunca quiero olvidar es ese beso, su beso...
Uauuu... tremendo relato. Me hiciste acordar un par de escenas con un (por suerte) ya EX novio. Recuerdo una en la que muy enojada le dije -Me voy! y salí esperando que me detuviera, que me dijera quedate, pero nunca lo hizo. Me quedé sentada en la puerta creyendo que iba a salir a buscarme... hasta que me cansé de esperar! Así que finalmente me fui llorando a mares por la Av. Rivadavia. Creo que nunca lloré tanto por alguien que no lo merecía.
ResponderEliminarBesos!! Y un abrazo virtual desde acá...
M.
PD: decis que nadie se entera de las respuestas... pero no es así! Fijate que abajo del comentario está el botoncito de "suscripción". Cuando tildás ahí te llegan las respuestas por mail...
Gracias Mañosa, otro abrazo para vos! La verdad es un momento muy triste...todavía estamos poniéndole curitas al corazón!
ResponderEliminarPD gracias por el dato! de a poco voy entendiendo como funciona blogger jajaja ahora cambio el texto!! besotes
De nadaaaaaaaa
ResponderEliminar...qué dificil va a ser la despedida
ResponderEliminarreconstruir a solas su maleta
tras este salto seguirá su vida
como le sigue el hilo a la cometa.
Repasa el equipaje como ausente
ya sabe que no habrá ninguna meta
que el pasado termina en el presente
y que el presente empieza en su maleta
Y el cielo está tan gris...
Y las palmeras tan derechas,
tan derechas.
No es quizá lo más adecuado, porque habla de una chica que se muda, no?
Que abandona un lugar para habitar otro.
Quizás pa vos sea ese lugar alguna parte de tu corazón.
Yo también fumo.
Y si te veo, te abrazo.
Nicous
Pd: la canción es de Ana Prada. Una tristeza que me emociona.