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16 nov 2010

Día gestáltico (Ley de cierre)

Hoy me levanté triste. Me hice un café, que se enfriaba mientras revisaba el correo y leía el diario.
Miré por la ventana. En la radio hablaban de probables lluvias. Pero yo vi que se asomaba el sol, al menos a las diez de la mañana, se colaba por mi ventana y me acariciaba.

No, no podía empezar un nuevo día así, triste. Algo tenía que hacer con esto (entiéndase por esto a mí misma en estado post llanto nocturno a causa de que le hayan roto el corazón, una vez más).
Me puse unas calzas, una musculosa medianamente larga y holgada, me calcé las zapatillas negras que me apretaban por no usarlas nunca y me fui a caminar al Parque Centenario.

Una hora caminando. Una hora dando vueltas al parque. No sé cuantos kilómetros son. Eso no importaba. Solo quería sacarme la angustia de encima. Y puedo decir que lo logre.

Y acá me voy a desviar en varias cosas de esa hora y media en el parque.

En primer lugar, es curioso [?] cómo, cuando uno va caminando sin rumbo y sin apuro se percata de esas cosas que en otro momento no hubiera mirado jamás.

En segundo lugar. No sé si alguna vez mencione mi "odio" y "fobia" hacia las palomas. Siempre creí que eran una plaga que estaba superando a los humanos. Pero, ¿saben que? Acabo de darme cuenta, así por insight [?], que hay otra especie (detestable por mí, amada por otros) que se están dispersando por todo el planeta de manera muuuy cautelosa. Sí señores, hablo de los gatos. Están por todos lados. Y si hay algo que detesto es el olor a gato. Y en el parque, así como en el Botánico y otros lugares de Buenos Aires, esta lleno de gatos! Una, que ama los libros, no puede detenerse en las ferias de libro como la de Parque Rivadavia o este mismísmo parque Centenario porque esta plagado, no solo del olor de estos individuos, sino que también podes ver su pelaje suelto e incluso a ellos mismos durmiendo sobre los estantes. Pero bueno. Acá no quiero generalizar. Hoy observe a algunos dueños de puestos limpiar libro por libro, y hasta prender un sahumerio!

En tercer lugar. Estés buena o no, es fija (dijera el amigo Petardo) que si vas a caminar, otro individuo del sexo opuesto te va a mirar y sonreír cada vez que te lo cruces.

En fin. Después de dar vueltas por el parque me acorde de haber visitado una vez una librería que está en la esquina de Díaz Velez. Así que encamine para ahí. Si bien había llevado algunos pesos, me autoprometi no tentarme y solo ir a chusmear los libros. Pero aquellos a los que les gusta leer, saben que cumplir esa tarea de mirar libros y no adueñarse de alguno es IM- PO- SI- BLE!

Así después de mirar y mirar...estuve entre comprarme uno de Eric Fromm (que ya había leído) y el que finalmente me traje. Porque los libros cambian. Uno puede leer un libro, y después de un tiempo volver a leer y encontrar otra historia, otro tema, otra enseñanza, rescatar algo nuevo. Creo que al leer un libro, influye mucho el momento emocional-afectivo que uno este viviendo.
Así que decidí comprarme las "Cartas a una joven psicóloga" de Ignacio Solares. Lo poco que leí me gusto. Es lo único que puedo decir por ahora.

Para completar la tarde tuve una linda charla con un amigo y pude comenzar a preparar mis exámenes finales ( y disfrute de hacerlo!).

Y ahora me voy a mimar con unos ricos ravioles. Sí sí, así como están leyendo, voy a cocinar (increíble).

Y haciéndole culto a la Gestalt, para cerrar puedo decir que Hoy me voy a acostar contenta.

2 comentarios:

  1. Comparto tu amor por los libros. Definitivamente NO-SE-PUE-DE pasar sin comprar algo o al menos quedarse con las ganas.

    Pero dejame que te diga esto: ¡Aguante los mininos!!!

    Tengo dos y son lo mas. Y no puedo pasar al lado de un gato sin pararme a mirarlo, y si puedo y no me retan mucho, acariciarlo.

    Besos!!

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  2. Gran decisión, acostarse contenta para levantarse aún mejor!
    Salud, sigo leyendo!
    efa

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A vos te paso algo parecido? Hacé catarsis conmigo, no te calles nada.
"Lo que no decimos no muere, nos mata"