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31 may 2013

Ataduras

Viste esas cosas que hacen los románticos, que a la vista de todos son patéticas, pero para los tortolitos es la expresión más pura de amor. A saber: serenatas, tarjetas de amor, desayunos románticos, pasacalles y cintitas del amor. Sí. Cintitas del amor. Ese fue un invento mio. Bah. Invento no. Miles pelotudos ya lo hicieron antes.

En nuestras últimas vacaciones juntos nos compramos dos cintitas rojas. Cada uno se la puso al otro en el tobillo del pie derecho. Esa era la muestra de nuestro amor eterno, de ese amor colmado de roja pasión (?).

A la mierda con todo. Odio el romanticismo en su máxima expresión. A mi nunca me quedo el papel de minita romántica.

Bue. La cuestión es que ya van cuatro meses desde la separación y mirá mi pie derecho!!. Adivina que tiene?? Sí. La puta cinta roja.

El otro día le dedique un padrenuestro a mi depiladora por casi arruinármela con cera caliente.

Ayer mientras estaba en la ducha enjabonadome, me la enganche con la mano. Me di cuenta que cada vez está mas finita y a punto de cortarse.

Inminente?

Revolví todas las cajas. En alguna se que estaba el costurero. En alguna se que estaba esa bendita puerta a la libertad.

Porque de ataduras no se trata el amor. El amor no es eso.
Y que mierda es el amor?
Existen garantías para que el amor perdure? Es el amor un puto sentimiento fluctuante?

El querido filosofo Lopez Quintas dice que sí hay garantías de que el amor perdure. Y es que el amor debe ser autentico. El amor es como un paño. Si el paño es autentico, si no es papel; aunque llueva mucho, y aunque se moje mucho, no se deshilacha.

Estamos cansados de crecer mirando dibujitos/cuentitos/novelas de finales felices empachados de perdices. Pero cual es la historia real?
Cuando el amor es autentico? Cuando no se reduce a atracción o apetencia dice el sabio.
El amor no se trata de querer, necesitar o sentir atracción.

Claramente que para que exista amor, debe haber atracción. Ese primer enamoramiento. Donde sentís esas forras mariposas en la panza. Ellas van a dar despliegue al proceso del amor.

Pero para que llegue el amor, el amor verdadero, dice Lopez Quintas, debe haber una verdadera relación de encuentro.

Encontré la tijera. Me anime a cortar la cinta.
Me duele el alma.
Quedan marcas en la piel, quedan marcas en el corazón.
Pero el amor no se sostiene de ataduras.


10 may 2013

El duelo que duele

Llegar a casa un viernes ya no es lo mismo que antes. 

Antes sabía que los viernes a la noche me tocaba amasar pizza. Que él preparaba el fernet, y picadita y charla de por medio comenzábamos juntos el finde.

Llegar. Abrir la puerta del monoambiente al que bautice Mi Sucucho, no es lo mismo. 

Lo primero que hago es poner música  Lo que sea. Me da igual si es nacional o de la concha de la lora. Lo importante es escuchar una voz en casa.

Todos los días prometo no llorar. Pero es imposible.

Llega la noche y la mente no deja de correr.
Pensar, pensar, pensar.
Imaginar, imaginar, imaginar.

Las dudas. Las preguntas sin respuestas. Los reclamos sin atención.

Todavía quedan cajas sin desarmar. Libros apilados. Una tesis pendiente que ni siquiera tiene un titulo.

Me tiro en la cama. Me sobra espacio.

Poner un plato en la mesa parece en vano, prefiero cenar sobre el mesón mientras miro los relámpagos por el ventanal.

Haga lo que haga, los recuerdos están conmigo. Maldito inconsciente tan consciente.

Al parecer todavía estoy en esa puta primera etapa del duelo. La negación de la pérdida. No me acostumbro a ésta tan conocida soledad.

Es una muerte sin velorio, sin despedida. Sin ramos de flores que caigan sobre un ataúd  Nada de eso. Fue solo una puerta que se cierra. Un hasta luego eterno.

"Va a ser difícil al principio, pero vas a estar bien". Odio esas palabras. Odio el consuelo barato.

Y me tomo un vino asqueroso y me siento patética porque no tomo alcohol y no se que mierda hago tomando un puto vino a esta hora. Prendo un cigarro que no fumo. Lo apago.

En la radio comienza a sonar un tema viejo. Ni se quien lo canta, pero me muevo y simulo estar contenta.

Me tiro en la cama. Los almohadones me acompañan. Miro el techo. Escucho el silencio. 

Un día mas que se apaga. 
Un día menos para olvidar. 
Un día menos y va a sanar....